ANDRÉS SUÁREZ

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La de Andrés Suárez es una historia de constancia y de trabajo continuo. “Si puedes soñarlo, puedes hacerlo” es el lema que le ha guiado en su trayectoria vital y musical. Toda su vida ha girado en torno a la música: “mi abuelo cantaba, mi madre cantaba, siempre estuve rodeado de música y no concibo otra cosa. Hay gente que tiene una opción B, yo no”. Y ha sido su empeño por vivir de lo que realmente le apasiona el que le ha llevado a hacerse un hueco en el panorama musical español.

Comenzó a los 15 años en Ferrol: “el primer grupo se llamaba Los Invitados, no sé si éramos muy buenos, pero eso sí, lo pasábamos de la ostia”, recuerda Andrés. “Me acuerdo que había un certamen que se llamaba A Mocedade coa Lingua en el que había que cantar un tema propio en gallego y así fue como empezó todo. Pasé por distintos grupos hasta que llegué a Santiago con 18 años y descubrí aquello que era el poder vivir de tus canciones. En Santiago conocí la palabra cantautor y hasta hoy”, explica. “Una cosa es vivir de lo que amas, que ya es una suerte, como es la mía, pero otra todavía más fuerte es poder vivir de tus canciones: cantar fragmentos de tu vida, que es lo que hago, y que a la gente le guste”, añade.

Su formación musical comienza en el Conservatorio de Música de Ferrol con ocho años. Reconoce que en un principio, obligado por su madre: “ahora se lo agradezco a diario porque te da una base y un aplomo para poder crecer en esto. Estudié piano, guitarra y en Santiago estudié canto y les mentí a mis padres diciendo que iba a hacer Magisterio Musical, pero no era cierto. Yo tenía claro que iba a vivir de la música, era lo único que quería hacer”.

Su determinación le llevó a coger la maleta y la guitarra y marcharse a Madrid: “en Santiago me pasó un poco lo que me había pasado en Ferrol. Me fui con necesidad de crecimiento personal, primero, y profesional, de evolucionar, y sentí que había tocado techo… sabía que en Madrid había un circuito muy efervescente y un montón de locales, que quería conocer todo aquello, así que me fui a tocar al metro a Madrid hace ya 9 años”, explica. Y fue la confianza en su trabajo lo que le hizo despegar: “yo dudo más de mi persona que de mi obra, de mis canciones no dudo, jamás. Llegué a Madrid sabiendo que podía ser, que a cabezón no me gana nadie, que iba a tirar para adelante como fuera. Me lo curré para pelear por mi sueño y no dudé, en el momento en el que dudas estás perdido”, asegura.

Se define a sí mismo como cantautor y huye de las etiquetas. “Soy cantautor porque hago letra y música. Escuché toda la música posible, toda la música que llegó a mis oídos, las cintas que me ponía mi padre en el coche: jazz, música clásica, hardcore, Rosendo, Juan Luis Guerra… Mi música es la suma de todos aquellos fragmentos desordenados que no tengo ni idea de qué etiqueta llevaban… he tocado en grupos de rock, de folk, de heavy…”, añade.

Cuenta ya cinco discos y acaba de salir del estudio de grabación de su sexto trabajo. Para él todos son importantes, “porque son momentos que he vivido”, pero reconoce que es su último disco, Moraima, el que más alegrías le ha dado: “siete países, dos años y medio de gira sin parar, buena onda y buena luz… le debo mucho a este disco”. Días después de poner fin a la gira de Moraima ha comenzado a grabar su sexto trabajo, que saldrá en cuatro o cinco meses: “me veo con energías y fuerza… pero después sí que quiero hacer un parón, una pequeña retirada para descansar, que la gente descanse también de mi”, explica.

Andrés Suárez

Pantín y el mar, vida e inspiración

Galicia y el mar son su principal fuente de inspiración. Nos cuenta Andrés que es “más gallego que persona”. Su padre, de familia marinera, le enseñó a conocer el mar antes que la música: “me encanta Madrid y otros muchos lugares, pero yo sé donde acaba mi libro, yo sé donde nací y sé a dónde volveré, y a donde vuelvo cuando necesito encontrarme”.

Andrés confiesa que ha estado años en los que tenía que ir a Pantín para poder terminar una canción: “componía en un tren, en el avión, en los hoteles… pero acabar una canción la acababa en Pantín. Tenía canciones a medias y llegaba a Pantín y salían solas. Eso eran mis ganas de volver. Tiene ese algo mágico, de meiga, que ni idea de lo que es, pero funciona. Soy un caos para componer, puedo estar meses sin componer una canción y volver a Galicia y hacer seis discos, soy así. Cada vez que voy sucede algo”, cuenta.

Andrés Suárez canta fragmentos de su vida, “canto a lo que deseo, todo lo que canto lo abracé. Curiosamente soy una persona tímida y me descubro contando mi vida”. No quiere dar consejos, pero después de años persiguiendo su sueño cuenta que el ejemplo a seguir son sus padres: “trabaja, créetelo, lucha y trabaja, trabaja, trabaja… Me repiten. Mis padres, como mucha más gente de su edad, son el ejemplo de personas que llevan trabajando desde hace muchos años y que jamás se han quejado. Han protestado, pero nunca se han quejado… pues eso pienso hacer”, comenta “sigue, sigue y sigue hasta donde te lleven tus sueños… no sé si es un consejo, pero sí es una forma de ser, de vivir y de respirar”.