CORALÍN COLORADO: Un cuento que se hace realidad

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Coralín Colorado: Un cuento que se hace realidad

Las ganas con las que han iniciado este proyecto son, sin duda, su mejor garantía y una puntada más hacia sus sueños

Carolina Díguele y Lois Pazos

Apostar por un proyecto propio y dejar un puesto de trabajo estable en tiempos de crisis puede parecer una locura. Pero lo cierto es que los sueños están para cumplirlos. Así lo pensó Carolina Díguele. Después de estudiar Bellas Artes y de trabajar durante años en un estudio de fotografía, Carolina ha decidido dejarlo todo y trabajar en lo que más le gusta: rodeada de telas, hilos, lanas, fieltros de colores… y crear productos con sus manos. Decidida e ilusionada ha dado vida a Coralín Colorado, una marca de complementos 100% artesanal. A ella se ha unido Lois Pazos. Su pareja en lo personal y ahora también en lo profesional, se formó en Joyería en la Escuela Mestre Mateo de Santiago de Compostela. Tras varios años trabajando en talleres de joyería y en el diseño de productos seriados, pronto se dio cuenta que su trabajo no le llenaba. Que le gustaba más crear productos únicos y personalizados, de la manera más artesanal posible.

Con una filosofía compartida, Carolina y Lois han unido sus experiencias y sus conocimientos para crear su marca y su empresa. El objetivo de ambos es el mismo: disfrutar mientras trabajan y hacer lo que les gusta. Ser sus propios jefes y vivir de aquello que verdaderamente les apasiona. Un cambio que todavía están asimilando: “tienes otras responsabilidades muy diferentes, todavía no asimilo que soy mi propia jefa”, nos cuenta Carolina. “En el trabajo pones el mismo esfuerzo que antes, pero significa mucho más para ti”, explica. Han tenido que establecer normas y pautas para organizarse y para que su vida personal y laboral se diferencie. Aunque nos confiesan que “es muy difícil”. Por ahora ya tienen un taller en el Centro de Incubadoras de Seara en As Pontes, y allí han encontrado el apoyo necesario para comenzar su aventura.

Quieren hacerle frente a la producción en cadena y reivindican

una visión más artesanal de la creación

Su arte y sus ganas por sacar adelante su proyecto se conjugan a la perfección y ello se refleja en los productos que crean. Cuando un trabajo se realiza con pasión lo vemos fácilmente en el resultado final. Los productos que salen del taller de Coralín Colorado son piezas únicas, hechas a mano. Desde muñecas de tela y complementos de lana y fieltro que cose y crea Carolina hasta bolsos, carteras, libretas o llaveros de cuero que confecciona Lois. Su seña de identidad es la artesanía. La entienden como el proceso de creación de productos hechos a mano, sin utilización de maquinaria, troqueles ni estampaciones. Quieren hacerle frente a la producción en cadena y reivindican una visión más artesanal (y atemporal) de la creación.

Sus ideas siguen el movimiento handmade (hecho a mano), que tiene millones de seguidores y recorre el mundo reinventándose para ser ya una tendencia. Los materiales y las técnicas son similares a las de nuestras abuelas, pero el éxito está en su diseño. “Lo hecho a mano tiene un valor añadido”, afirma Carolina. Y lo cierto es que cada vez más nos gustan los objetos cuidados, bonitos, originales y personalizados. “Queremos encontrar nuestro hueco”, nos cuentan. Poco les importa la crisis económica porque han iniciado esta etapa empresarial cuando creyeron que realmente era su momento personal: “me parecía que tenía que intentarlo ahora”, explica. Inmersos en sus nuevas colecciones tienen ya en mente muchas ideas. Nuevos productos, pero también nuevos proyectos. Entre ellos, realizar actividades con los más pequeños.

El movimiento handmade tampoco sería lo mismo sin Internet y sin el potencial de las redes sociales. Carolina y Lois lo saben y por ello cada día nutren de contenidos su nueva página web: coralincolorado.com. Es el escaparate perfecto para sus productos y pronto inaugurarán su tienda online. Por ahora trabajan por encargo y a medida.

Un cuento «handmade»

Las primeras páginas de este cuento hace ya tiempo que están escritas. La calceta, el ganchillo y la costura lo aprendió Carolina de su madre. Pasados los años volvió a sentir interés por las labores que aprendiera de niña y ahora se ha convertido en su manera de ganarse la vida. Algo similar le sucedió a Lois. Se interesó por el cuero a través de un compañero de estudios. Pronto comenzó a crear diseños para sus amigos y para su entorno más cercano. Sin saberlo, estaba trabajando el cuero como ya lo había hecho su abuelo en su juventud. Sus caminos se han cruzado para continuar escribiendo este cuento. Carolina y Lois han renovado sus técnicas basadas en oficios con arraigo y personalidad para escribir su propia historia.

Coralín Colorado, este cuento ha empezado…